1. Jugar significa comprender el mundo
A través del juego, los niños exploran el mundo y lo "comprenden" en el sentido más literal de la palabra. Al tocar, probar y explorar cosas, desarrollan una comprensión de su entorno. Jugar es un proceso de aprendizaje natural en el que los niños descubren conexiones, entienden causa y efecto, y desarrollan habilidades motoras y cognitivas básicas. Es la base para el aprendizaje autónomo y una comprensión más profunda del mundo.

2. Jugar significa estar en movimiento
El movimiento es un principio fundamental de la vida. Ayuda a los niños a desarrollar una imagen positiva de sí mismos y fomenta importantes experiencias de aprendizaje motoras, emocionales, sociales y cognitivas. Los hallazgos de la neurociencia muestran que las conexiones cerebrales se forman de manera más sostenible y efectiva cuando los estímulos sensoriales y el movimiento actúan juntos (cf. Renate Zimmer 2013, p. 43).
3. Jugar es aprender
Según el conocido experto en educación libre André Stern, un niño no hace distinción entre aprender y jugar. Jugar y aprender son términos inseparables y para el niño una unidad orgánica. Para los adultos, aprender y la escuela son una unidad, tienden a degradar el juego, pero en el juego se encuentra la fuente para un aprendizaje significativo y futuro lleno de alegría.

4. Jugar es una expresión de la propia personalidad
Al jugar, el niño muestra su singularidad y moldea activamente su entorno. Descubre sus habilidades y experimenta: "Puedo lograr algo." Este sentimiento de influir a través de sus propias acciones fortalece la autoestima y la autoconfianza. En el juego, el niño puede expresar su creatividad, fortalezas y preferencias, y busca experiencias propias que lo desarrollen. Al buscar y superar desafíos, crece en sí mismo.
5. Jugar es una puerta al mundo emocional
En el juego, los niños pueden expresar libremente todos sus sentimientos, ya sea ira, miedo, alegría o tristeza. Jugar permite experimentar y procesar emociones intensas de manera segura. A menudo, el mundo es confuso y complejo para los niños, y el "recrear" experiencias les ayuda a entender lo sucedido y encontrar sus propias explicaciones. Así, el juego se convierte en un puente importante hacia el propio mundo emocional y fomenta el desarrollo emocional al crear espacio para la autorreflexión y el aprendizaje emocional.

6. Jugar despliega potenciales
Jugar es una forma de descubrir y desarrollar las propias habilidades e impulsos creativos. Fomenta la creatividad al permitir probar nuevas soluciones y actuar de manera espontánea. También el "fracaso" forma parte de ello: en el juego no es un fracaso, sino una oportunidad para intentarlo de otra manera. Así se fortalece el valor para improvisar, y se aprende a conocer los propios límites y a expandirlos de manera lúdica.
7. Jugar vive de rituales y repeticiones
Jugar se basa en rituales y secuencias repetidas que crean orientación y familiaridad. Estas repeticiones profundizan la experiencia de juego y brindan una cierta seguridad que permite agregar nuevos elementos o variar las reglas. Los rituales fortalecen el sentido de comunidad y facilitan la entrada al juego, ya que los patrones conocidos se pueden captar y desarrollar rápidamente.

8. Jugar hace feliz y regula el estrés
Jugar libera endorfinas que desencadenan sentimientos de felicidad y regulan el estrés. Especialmente en el estado de "flujo" - cuando uno está completamente inmerso en el juego - se desvanece la rutina diaria. Esto provoca una concentración total en el aquí y ahora y una relajación intensa. Este estado a menudo se asocia con el bienestar y fomenta una recuperación profunda. Por eso, el juego libre contribuye a la autorregulación.
9. Jugar conecta
Jugar es un lenguaje universal que une a las personas independientemente de su edad, origen o idioma. En el juego, cuentan la experiencia compartida, la creatividad y la alegría. Crea un espacio donde personas de diferentes culturas y generaciones pueden interactuar en igualdad de condiciones. Así, jugar fomenta la comprensión, fortalece los lazos sociales y construye puentes entre las personas más diversas. Por eso, jugar juntos es una poderosa clave para fortalecer de manera sostenible el vínculo entre padres e hijos.
10. Jugar es un derecho de los niños
Las Naciones Unidas reconocen el juego como un derecho fundamental para los niños, ya que es crucial para su desarrollo y bienestar. A través del juego, los niños aprenden a expresarse, desarrollar habilidades sociales y descubrir el mundo. Fomenta su salud física, emocional y mental. Otorgar a los niños el derecho al juego libre significa darles espacio para el desarrollo y el crecimiento.

Movimiento. Juego. Desarrollo – con Stapelstein®
En Stapelstein® creemos en el poder del juego activo libre. Nuestros elementos versátiles – desde Stapelstein® Original y Inside hasta Mini hasta Board y Grow – invitan a los niños a descubrir el mundo de manera versátil. Ya sea equilibrar, apilar, rodar o saltar: estamos convencidos de que el juego libre es esencial para los niños y también nosotros, los adultos, podemos descubrir siempre algo nuevo y superarnos a nosotros mismos.